Hay algo que se me quedó del video “Las bibliotecas como espacios sociales“. En un momento del video, habla una de las bibliotecarias que en él aparecen, e introduce una variable que creo es muy interesante en el ecosistema de las nuevas bibliotecas sociales: el tiempo. Comenta algo así: proporcionamos tiempo a los usuarios.
En la biblioteca sin libros, convertida necesariamente en el tercer espacio social, se ofreceran servicios intangibles alrededor del conocimiento. La biblioteca será la visagra entre el espacio privado y el espacio público de la calle, en el que se desarrollarán actividades sociales, culturales, etc., con el acceso al conocimiento como eje central y valor fundamental, i los bibliotecarios como facilitadores de este acceso, y actuando como gestores sociales en vivo y en directo. Pero sin duda para que todo este engranaje funcione eficaz y eficientemente, es necesario que la biblioteca se convierta también en un ralentizador del tiempo, en un freno a la velocidad con que ocurre todo a nuestro alrededor. Pero no debe ser un freno que obstruya y pare, sino un freno que permita encarar este nuevo cambio de época de manera firme, tranquila y aportando todo el conocimiento posible; un freno que permita verlo todo con una mejor perspectiva. Y todo esto sólo se consigue con tiempo: tiempo para socializarse, tiempo para entender todo este nuevo mundo, tiempo para aprender, tiempo para conocer y para conocerse… Sólo con tiempo se consigue una sociedad mejor y más informada.
El tiempo deberá ser un factor clave en la planificación y el diseño de las futuras bibliotecas. Y personalmente creo que se convertirá en una variable muy importante para su éxito.