Parece que nos entestamos en querer reflejarnos siempre en el pasado, en aquello que hubiera podido ser… pero que ahora ya no podrá ser. Y hay debates en la profesión que aun queda por hablar, heridas que parece que aun están abiertas; o como mínimo eso parece. Un debate que se alarga hasta el infinito. Y es que parece que de forma más o menos periódica aparece en la red alguna noticia sobre la fallida biblioteca del Born. Habla de ello Lluís Anglada en su blog, el pasado 8 de septiembre, justo en el inicio del nuevo curso.
Con todos los respetos y que cada uno es libre de decir lo que quiera… pero sinceramente, continuar hablando del Born a estas alturas del partido, es si más no cansado (para decirlo suavemente); y como decía el expresidente Pujo, això no toca. Y no toca porqué debería ser un debate ya superado y cerrado dentre de la profesión; porqué todos, todos los actores que estuvieron implicados en la gestación y el aborto del Born, han tenido su parte de responsabilidad (o de culpa) y que supongo que habrán asumido; y porqué nos guste o no, estemos de acuerdo o no, finalmente habrá una futura Biblioteca, esta vez al lado de la Estación de Francia, que parece que ahora verá la luz. Demostramos ser una profesión poco madura una vez más. No vale la pena pegar a diestro y siniestro por algo que ya está cerrado y encaminado. Me pregunto si dentro de la profesión nos quejamos demasiado, y no aprovechamos los mecanismos existentes para como mínimo, poder modificar alguna cosa des de dentro, y tener la capacidad de equivocarnos.
Encallarnos en el pasado en clavar una hacha en la espalda de la profesión. Y ésta no es la actitud. Y el Born es pasado. Dejemos de una vez por todas de lamentarnos sobre aquello que creemos que fue una oportunidad perdida. No es bueno ni sano pensar así, ni en la vida personal ni en la vida profesional. Quizás aquello en lo que si se ha fallado es en querer mantener un modelo organizativo bibliotecario vertical, cuando la sociedad en general se ha organizado principalmente de forma horizontal i líquida.
Y en un momento en que nos hace falta escribir el futuro, no nos podemos permitir el lujo de tener ninguna piedra en el zapato, por mucho dolor que esta nos pueda hacer. Un futuro en que tendremos que redefinir qué tipo de edificios bibliotecarios queremos, y entre todos los actores de la profesión caminar juntos en este sentido. Tenemos un futur, incierto y difuso, pero tenemos futuro. Lo que no puede ser es que este futur sea más bien un concierto desafinado, descohesionado y sin ningún tipo de sentimiento de grupo.