Los bibliotecarios y bibliotecarias hemos sido siempre personas inquietas. Nos caracterizamos por ser early adopters de una cantidad innumerable de tecnologías de la información y de la comunicación, como por ejemplo: el software para la gestión y la catalogación, redes sociales, servicios en la nube o wikis —sólo hay que ver la implicación del colectivo con la Viquipèdia— y bases de datos diversas, entre otras muchas herramientas. El colectivo siempre ha mostrado predisposición a convertirse en la vanguardia en el uso, la promoción y la difusión de toda tecnología que fuera susceptible de incorporarse a las #bibliotecas y al mismo tiempo que fuera útil para los usuarios. Siempre hemos sido, y seguimos siendo, un colectivo profesional inquieto, curioso, con ganas, afán, y plenamente capacitado para convertirnos en líderes. Desde el colectivo lo sabemos, y por suerte, cada vez hay más personas fuera de nuestro entorno laboral y profesional que también lo saben y que nos tienen en cuenta.
El último entorno en el que el personal bibliotecario ha desembarcado ha sido el #fediverso. Hace unos meses ya escribí sobre las bibliotecas y el fediverso —en catalán—, y sobre la necesidad para las #bibliotecas de estar presentes y empezaran a explorar este nuevo entorno. Desde septiembre de 2021, muchas cosas han cambiado y, seguramente gracias al contexto inestable de #Twitter y la aparición en escena de Elon Musk, se ha producido una migración masiva de usuarios y usuarias de #Twitter hacia #Mastodon, el buque insignia del fediverso, pero no la única herramienta de este nuevo entorno interconectado y que recupera la esencia de una internet horizontal, interoperable basada en pequeños nodos que interactúan entre ellos gracias a que hablan y entienden un mismo lenguaje, el protocolo ActivityPub, desarrollado por el W3C. En este nuevo contexto que se está configurando, ya existen instancias temáticas donde el personal bibliotecario está presente: por ejemplo, Scholar.social, destinada a personal académico e investigador, de archivos, bibliotecas, etc. También destaca Openbiblio.social, impulsada desde Alemania y destinada, en exclusiva, a bibliotecarios y bibliotecarias de todo el mundo. A un nivel más local, en la instancia catalana Matodont.cat también van aterrizando colegas de la profesión. Es cierto, y hay que ser realistas, que en todas estas instancias el aterrizaje de compañeros y compañeras de profesión está siendo con cuentagotas, pero igual de cierto es que está siendo constante. Al respecto, para poder seguir a todos los bibliotecarios y bibliotecarias que se van añadiendo a Mastodon y al fediverso, el compañero Pedro Lázaro Rodríguez ha desarrollado la Lista con personas/perfilas de la Biblioteconomía y Documentación en Mastodon (en cat-es-eu -gl-vlca-etc), que permite añadir de forma masiva, mediante CSV todos los perfiles bibliotecarios que se vayan incorporando a la lista.
Pero Mastodon es sólo la punta de un iceberg mucho más grande, casi inalcanzable, de herramientas abiertas y libres, y que deberían suponer una nueva revolución en la forma de entender la comunicación digital e internet en un futuro no demasiado lejano. Desde ahí y a partir de unas conversaciones con Lázaro, hemos puesto en marcha también una sala de chat basada en el protocolo #XMPP, dirigida a todos los compañeros y compañeras de toda la península Ibérica, políglota por entero desde sus inicios —todo el mundo podrá escribir libremente en su idioma materno—, con la voluntad de que se convierta en un nuevo canal de comunicación y de intercambio de conocimiento profesional y técnico, abierto, libre y transversal, e independiente de las grandes corporaciones tecnológicas a las que parece hemos vendido nuestra alma… y también nuestra capacidad de comunicarnos, difundir nuestra comunicación científica y establecer vínculos entre colegas. Toda persona que lo desee puede incorporarse a esta sala, que hemos bautizado con el nombre de Etiqueta245, y que se puede encontrar en la siguiente dirección: etiqueta245@chat.disroot.org. Basta con usar un programa cliente XMPP, como Gajim (tanto para Windows como para Linux) o Conversations (para móviles con Android). Animamos, desde aquí, a todo el colectivo bibliotecario y colegas de profesión a que se incorporen, y a que participen en el crecimiento de un nuevo canal de comunicación profesional creado desde la base.
Y es que pienso que los bibliotecarios y las bibliotecarias tenemos una enorme responsabilidad social, moral y ética, y que pasa por garantizar el acceso y el uso libre, abierto y en condiciones de igualdad, a la información así como a las herramientas de gestión y comunicación que cumplan e incorporen todos estos valores. Aunque no lo parezca, la nuestra es una profesión que requiere asumir y actuar según unas profundas convicciones y que implica la promoción de una serie de valores, aspectos que unidos conforman la esencia básica de nuestra profesión. Y evidentemente, debemos hacer promoción y difusión, pero también debemos predicar con el ejemplo y empezar a usar las herramientas que he ido mencionando en el artículo. Y es que esta responsabilidad también pasa, inevitablemente, por mantener una coherencia entre lo que nos define como profesionales —la larguísima tradición bibliotecaria, en el sentido clásico de la palabra y de la filosofía que hay detrás, creo que todavía es y será del todo válida durante muchos años, aunque no guste a algunas personas del colectivo bibliotecario— y lo que hacemos y que llevamos a la práctica en nuestra carrera profesional. Y es que nada fructificará ni arraigará si por un lado, seguimos apostando por estándares abiertos como el OAI-PHM, pero por otro, nos vendemos y vendemos nuestra alma a Facebook o Twitter, llenándolos de contenidos propios y personales de forma gratuita y acrítica, con el argumento débil de que es donde están nuestros usuarios y usuarias. Nuestros usuarios y usuarias, con coherencia, nos acompañarán siempre donde el viento de la vida nos lleve. Solo depende nosotros y nosotras mismas que hagamos bandera de la vanguardia que siempre hemos liderado.
