Durante todas las semanas del confinamiento, y también ahora con las diferentes fases de la desescalada, muchos hemos sido los que hemos podido teletrabajar. Y afirmo rotundamente que hemos sido unos privilegiados por poder hacerlo, porque ha habido mucha, muchísima gente que no lo ha podido hacer, que ello ha conllevado graves situaciones laborales, sociales y familiares, y que se han visto obligadas a acogerse a un ERTE. Y afirmo también rotundamente que somos unos afortunados porque mi empresa nos lo ha permitido hacer. He podido teletrabajar, y he podido estar en casa con mis hijas, y he podido participar de su cuidado y su crianza. El teletrabajo ya tiene esto, que bien organizado, permite una mejor conciliación familiar; aunque pienso que estas semanas no han sido de conciliación, sino más bien de emergencia y de encontrar un Plan B para poder continuar activos y ofreciendo servicio… en la medida de las circunstancias actuales. Y lo hemos hecho, y hay que felicitarnos y hay que valorar con justicia y equidad el enorme esfuerzo que muchos hemos hecho.
A todo ello, hace días que me pregunto si es posible el teletrabajo en las bibliotecas? Y la respuesta es que si … pero como siempre, con matices, y con una amplia gama de grises. Nada es siempre blanco o negro. Y de qué depende? Pues pienso que siempre, en primer término, depende de la voluntad de dirección de implantar y permitir el teletrabajo entre sus trabajadores. Si esta voluntad, esas ganas, no existen, ya hay que ir más allá ni que intentamos promover nada. Si algo bueno ha tenido esta crisis es que he detectado un cierto cambio general de mentalidad, y se ha abierto mucho una visión que antes permanecía cerrada. Por el contrario, si esta voluntad está, y se potencia, a nivel técnico se pueden hacer muchas tareas en modalidad de teletrabajo. ¿Cuáles? Pues aquí van algunas propuestas fruto de mi propia experiencia durante estas semanas:
- Catalogación de recursos electrónicos: es una oportunidad de oro para catalogar todos aquellos libros electrónicos que teníamos guardados en una carpeta en nuestro ordenador, esperando siempre un momento que nunca llegaba. Estos recursos los podemos catalogar perfectamente desde casa, mientras enriquecemos el catálogo con etiquetas 856, notas de resumen, añadiendo cubiertas, etc.
- Gestión de bibliotecas virtuales: si tu biblioteca dispone de una plataforma de libros electrónicos, ésta se puede manejar sin problema desde casa. Alta de nuevos usuarios, adquisiciones, envío de novedades … Nada que no podemos en pijama desde un portátil.
- Catalogación retrospectiva: si, aquel elefante que vive permanentemente con nosotros. Aquellos cajones con fichas que no se incorporaron más al catálogo cuando hicimos la automatización inicial de nuestro fondo, y que nunca se han terminado de incorporar a nuestro sistema actual.
- Vaciado de revistas en repositorios. Si, de acuerdo, muchos ya permiten la carga automática de nuevos números, y es un proceso bastante rápido de hacer … pero seguro que en muchos casos debemos tener números retrospectivos de revistas que no hemos incluido nunca los repositorios (Dialnet, por ejemplo) porque había que hacerlo de forma manual. Y el día a día nos come, siempre apagando fuegos o con la atención personal en el mostrador. Haciendo teletrabajo, con pocas semanas lo podríamos dejar listo.
- Gestión de redes sociales, y comunicación corporativa. Es obvio, ¿verdad? ¿¿¿O es que no podemos enviar correos, hacer campañas de marketing o gestionar nuestros twitters, facebooks o Instagram desde casa ???
- ¿Y la nueva web de la biblioteca? Si, seguro que llevamos años que pensamos y hemos planteado en reuniones la necesidad de cambiar la web, de modernizarla, de organizar de alguna otra manera los contenidos de la web, etc… Que yo sepa, ningún CMS (WordPress, Joomla, etc.) nos obliga a estar físicamente en un ordenador del trabajo para poder crear nuestra nueva web, ¿verdad? ¿Pues porque no usar las horas que dedicaríamos a la nueva web al teletrabajo, y permitir que se pueda hacer desde casa?
A todo ello, siempre nos tendremos que conectar a nuestra empresa/biblioteca a través de una red VPN, nunca a través de nuestra wifi. Además, hay que tener en cuenta que muchos programas de gestión funcionan sólo con el rango de IP institucionales, y nunca con las IP dinámicas que tenemos en nuestros hogares. Es simplemente una cuestión de seguridad, pero también de saber qué trabajador se conecta a la red institucional. También sería conveniente que las empresas proporcionaran a sus trabajadores los portátiles necesarios de la empresa para que puedan llevar a cabo el teletrabajo, sin que tengan que usar sus equipos personales. Y por último, lo más importante: es necesario un cambio de mentalidad para afrontar el teletrabajo, y que se elimine (o se matice) una visión horaria del teletrabajo. En la concepción misma del teletrabajo está la eliminación del concepto clásico de horario laboral; uno puede estar trabajando a las 3 de la madrugada o un domingo a las 5 de la mañana. Mientras acabe cumpliendo el horario establecido… O aún más, el teletrabajo también se puede concebir por objetivos, para tareas que hacer, y que es necesario que estén finalizadas en un tiempo determinado. Porque si medimos el teletrabajo con los mismos indicadores que el trabajo presencial en las empresas, estaremos pervirtiendo todo el potencial y las ventajas que tiene el teletrabajo, y al cabo, estaremos dejando perder una oportunidad de oro que se nos ha puesto por delante para girar nuestras relaciones humanas, laborales, sociales y culturales… Unas relaciones, que por otro lado, se veía -en el fondo, a pesar de todo- que no funcionaban (aunque corríamos sin freno en una huida hacia adelante permanente) .
Compra el meu últim llibre de ficció “Tots els noms del tren”