Leo en el blog de Lluís Anglada sobre la necesidad de que las bibliotecas nos organicemos con más libertad. En el artículo correspondiente se reproducen unas palabras que Dolors Lamarca, directora de la Biblioteca Nacional de Cataluña, envió al Lluís. Dice Lamarca en el artículo del blog: “Dejarse estar de modelos preconcebidos y uniformizadores a base de centrales urbanas, comarcales, nacionales, regionales, provinciales… Que se organicen con toda libertad cómo se están organizando para otros servicios (limpieza , recogida de desechos, etc.). El gobierno debe ofrecer un catálogo fiable, una central de compras y de catalogación fiables, una red informática rápida y segura y dejar que los municipios organicen el servicio de lectura e información. A veces será a través de un consorcio, de un entidad creada para eso pero nunca debe delegar y menos pagar a las Diputaciones para que hagan la tarea propia del gobierno nacional.”
En ellas veo, y esto es una opinión totalmente personal, un cierto cansancio, cierto desasosiego sobre la actual forma de organización del sistema bibliotecario catalán. Vamos, que estas palabras transpiran una necesidad de cambio, una voluntad de regeneración… un sentimiento que comparto. Es más, pienso que en buena medida las bibliotecas catalanas están organizadas siguiendo un modelo político, creado, gestionado, coordinado y ejecutado en base a necesidades y mentalidades políticas. Y dentro de este modelo, ¿hay lugar para que las bibliotecas y los bibliotecarios se organicen siguiendo criterios profesionales, a partir de líneas y modelos surgidos de nuestra especialidad?
Porque, ¿sería posible reproducir el modelo del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona en algún otro punto de la geografía catalana? ¿Qué obstáculo hay para una hipotética Mancomunidad de Bibliotecas del Montsià, por ejemplo? ¿O un Consorcio de Bibliotecas de Museos de Cataluña? La forma jurídica elegida creo que debería ser un tema secundario, y habría que poner en primer plano las necesidades organizativas y de gestión de cada biblioteca, y que la pertenencia a estos nuevos organismos fuera realmente un beneficio efectivo y medible, más allá del modelo organizativo actual. ¿Por qué estoy seguro de que la Biblioteca de Alcanar, por ejemplo, puede tener muchos más vínculos con la Biblioteca de Vinaròs, quizá más incluso que con la Central de las Terres de l’Ebre o con la Comarcal de Amposta… pero claro, las separan dos administraciones que no hablan el mismo lenguaje. O a veces el lenguaje que habla la administración (sea cual sea) no es lo mismo que el que hablamos los profesionales.
Conozco, sin embargo, un ejemplo de bastante éxito de organización bibliotecaria transversal: se trata de la ABBA , la asociación de bibliotecarios y bibliotecas de arquitectura. Es una asociación nacida en 1994 y que agrupa a todos los profesionales del mundo de las bibliotecas de arquitectura en España, ya sea de colegios profesionales o de facultades y escuelas de arquitectura. Ha conseguido un cierto desarrollo y madurez profesionales, con la confección de un catálogo colectivo de publicaciones colegiales, un directorio de centros, unos grupos de trabajo, o unos índices de materias y autores. Además, ya van por la edición número 20 de unas Jornadas. Son el referente, sin duda, de su sector en toda España. Pero, como siempre nos pasa, la Asociación está condicionada por las políticas particulares y las decisiones individuales de cada uno de sus miembros, ya sean individuales o institucionales.
Pienso que en muchos casos, las organizaciones profesionales ya consolidadas y con experiencia, como podría ser ABBA, y con gran capacidad de trabajo y de flexibilidad, se encuentran condicionadas, limitadas y a menudo aniquiladas por las políticas particulares e individuales de sus miembros, por acciones y decisiones locales que a menudo se alejan de la práctica profesional cotidiana y más racional. Necesitamos superar esta barrera, por pura supervivencia. Tenemos que hacer este salto cualitativo, y conseguir nuevas formas organizativas interbibliotecaria, plenamente operativas y con absoluta capacidad de decisión y de autonomía, más allá de sus matrices.